Esto salió a la luz, cuando en algunos municipios que pasaron a la oposición, los intendente salientes decidieron por decreto pasar a planta a centenares de precarizados, dando lugar a situaciones conflictiva, pues las nuevas intendencias no quieren recibir nuevos trabajadores, quieren seguir con una parte sustancial del plantel de trabajadores en condición de precarizados. Así, dicen, puede alcanzar el presupuesto, o sea a costa de la miseria de los trabajadores
Es claro que esto es solo la punta del iceberg. En todos los municipios, incluido la capital, los trabajadores precarizados son miles. Las burocracias de los sindicatos municipales miran para otro lado. Toleran complacientemente la degradación laboral y salarial a cambio de prebendas que solo benefician a las camarillas encaramadas en los sindicatos. Esta situación, insostenible, plantea que los propios trabajadores tienen que tomar el toro por las astas, y por medio de asamblea deben votar medidas de acción para reclamar el pase a planta para garantizar la estabilidad laboral y tener un salario, obra social y aportes previsionales. Esto es aun mas imperioso cuando estamos en vísperas de un cambio presidencial, y donde Macri o Scioli ya han planteado que para corregir los desequilibrios de la economía van a tener que ir a un ajuste, y como la experiencia lo indica, siempre los que pagan los platos rotos son los trabajadores, y en especial los estatales y municipales.
En el caso particular de Famaillá, desde el Partido Obrero planteamos la necesidad de efectuar una revisión integral de todos los empleados que están bajo planes sociales o contratos, la reincorporación inmediata de todos los trabajadores despedidos y el pase a planta asignando la categoría que corresponda según la tarea que realicen cada uno de ellos.
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