Con Tucumán bajo el agua, con puentes que se derrumban como castillo de naipes, con miles de familias que han perdido todos sus bienes, con decenas de obras prometidas cada vez que en estos 12 años se produjo una inundación (y fueron varias) y nunca concretadas, el gobernador José Alperovich acaba de afirmar que las obras que se realizaron para evitar las inundaciones han funcionado.
Se vuelve a burlar del pueblo. Han declarado un estado de emergencia pero que no contempla el resarcimiento completo a todos los inundados por las pérdidas de sus viviendas y bienes. Tampoco la declaración de emergencia establece si se van a hacer y quien va a controlar las obras para que efectivamente se eviten las inundaciones.
Alperovich y sus candidatos son responsables de una política que ha favorecido el desmonte indiscriminado para favorecer a los sojeros y también, como ocurre en Yerba Buena, para liberar terrenos para favorecer a los piratas inmobiliarios.
La emergencia de Alperovich no dice de dónde van a salir los fondos para reparar los daños de la inundación. Como ha ocurrido en otras circunstancias, la sacaran de otras partidas afectando otras necesidades y soluciones.
Desde el Partido Obrero decimos: es necesario un fondo de reparación a los pueblos y afectados en base a un impuesto extraordinario a los terratenientes de la soja, el azúcar y el citrus y también a la patria inmobiliaria.
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