Pisa fue destituido y con esta medida pierde la posibilidad de acceder a la jubilación de privilegio que había sido aceptada por Juan Manzur. Se trata, sin duda, de una victoria del movimiento de mujeres que luchó para que Pisa no terminara impune.
La destitución se dio en el marco de la feroz interna entre Manzur y Osvaldo Jaldo por la gobernación. El enjuiciamiento a Pisa avanzó con el propósito de ser un elemento más en el tira y afloje entre los dos peronistas.
La docente salteña radicada en Tucumán había denunciado innumerables veces a Mauricio Parada Parejas, pero fue ignorada y ninguneada por la justicia provincial. Pisa, entre otros, sobreseyó al acosador, argumentando que no era peligroso o que les “faltaba espacio para guardar el expediente” y desconoció el estado de vulnerabilidad de Paola, quien llevaba cinco años lidiando con la situación totalmente desamparada.
La justicia tucumana arrastra una serie de denuncias por ser factores necesarios para los distintos crímenes que se cometen contra las mujeres. La desidia de este antro de misóginos, así como las denuncias concretas por abusos y violaciones contra sus miembros, se suma también a la garantía del poder político, con resonantes casos como el de Alperovich, Bussi, Orellana, etc. y las últimas denuncias de periodistas por abusos dentro de la mismísima Casa de Gobierno, en las narices de Manzur y Jaldo.
La resolución de este jurado es un primer gran paso en el camino hacia la justicia, pero no debemos contentarnos solamente con este. Hay antecedentes de apelaciones a este tipo de medidas, por lo que debemos seguir presionando para que sea efectiva la destitución.
Sabemos que Pisa no es un caso aislado, sino un accionar sistemático, debemos desenmascararlos y cambiar el poder judicial de raíz, con jueces y fiscales electos por el voto popular y plausibles de ser revocados.
¡Justicia por Paola y todas las víctimas!
Agustina Vico
Mayra Rus
Plenario de Trabajadoras PdT
