Alperovich ha militarizado la Caja Popular para poder disponer a su antojo de los fondos con los cuales tapar los agujeros fiscales que han aparecido como resultado de la crisis.
Por medio de la intervención se ha procedido a instalar un régimen de terror donde el que saque los pies del plato o canalice algún reclamo gremial será sancionado. Los despidos arbitrarios, los aprietes, la persecución a la Asociación Bancaria, la instalación de personal policial con la función de amedrentar la acción gremial, el nombramiento de amigos y parientes, dan cuenta de la política que sólo puede concluir con el vaciamiento de la Caja como antesala de su liquidación.
Alperovich y la intervención se valen para su escalada contra los trabajadores de ex-luchadores, que en el pasado se hubieran puesto al frente para defender a los trabajadores, pero hoy han sido cooptados y en nombre de defender a este modelo, falsamente nacional y popular, no vacilan en justificar todos los atropellos.
Desde el Partido Obrero planteamos la defensa de la Caja Popular y las conquistas de los trabajadores y su organización sindical. Reclamamos la reincorporación de todos los despedidos, el cese de los traslados y por el pase a planta permanente de todos los contratados. Reclamamos a la Intersindical votar un plan de acción de conjunto. La Caja debe volver a ser patrimonio de los tucumanos, pero para ello la intervención se tiene que ir y deben ser los propios trabajadores con sus representantes y organización los que tienen que controlar su funcionamiento.
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