Las afirmaciones del gobernador Alperovich, según las cuales su gobierno habría creado 380.000 empleos, y dando a conocer índices que indicarían que la miseria habría sido erradicada, constituyen una mentira de marca mayor.
Si se tiene en cuenta que la población económicamente activa en la provincia no supera el medio millón de personas, Alperovich tendría que haber asumido con cerca del 80% de desocupación, lo que es un disparate. El gobernador tiene el descaro de considerar 'ocupado' a más de 100.000 desempleados que perciben 1.200 pesos y también menos de ayuda social (lo que equivale a menos de un sexto de la canasta familiar).
En realidad, bajo el régimen alperovichista la miseria social (la brecha que separa a los más ricos de los más pobres) se ha acentuado. Hoy el salario promedio en la provincia apenas llega a cubrir el 50% del costo de la canasta familiar y es unos de los tres mas bajo del país. A su vez, el 40% de los trabajadores están precarizados y en negro. Si se tiene en cuenta que las principales actividades (azúcar, citrus, construcción,) el trabajo que predomina es temporario, la inmensa mayoría de los trabajadores tucumanos se encuentran semidesocupados. En contraste, Alperovich si puede mostrar que las ganancias empresarias se multiplicaron durante su gestión.
Todo este macaneo del gobierno tiene un propósito, que es el de extorsionar a los trabajadores y sus sindicatos en las próximas discusiones paritarias, para que conserven el empleo a costa de entregar el valor de los salarios.
La superación de la miseria social solo se logrará con una reorganización sobre nuevas bases sociales, con un plan de desarrollo económico y productivo orientado a atender las grandes necesidades sociales, repartiendo las horas de trabajo disponibles, prohibiendo el trabajo precarizado, elevando el salario mínimo al nivel del costo de la canasta familiar.
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