domingo, 30 de noviembre de 2008

Tarifazos, en el país del apagón

"Esto es como el primer beso a una mujer, que es lo que más cuesta. Después todo es más fácil." (Diario La Nación, 29/11).

Así caracterizó una "fuente" de los mononopolios energéticos al aumento que acaba de disponer el gobierno en las tarifas de gas. Con menos ruido, el gobierno subió también las tarifas eléctricas. En los dos casos, se trata de incrementos que afectan a los mayores consumos residenciales. Pero el "comentario" del empresario no deja dudas: después vendrán tarifazos para los restantes hogares.

Las propias fuentes oficiales admiten que, a renglón siguiente de la luz y el gas, vendrán tarifazos en el agua y el transporte público de pasajeros.

La medida fue celebrada por todos los pulpos de energía, y por partida doble: en la misma semana que lograban una "liberación" tarifaria, le impusieron a los trabajadores petroleros un congelamiento de salarios, con el concurso de la burocracia sindical.

La liberación de las tarifas mejorará los resultados de los banqueros del kirchnerismo, que administran fondos vinculados a la energía. Es el caso de Jorge Brito, el dueño del Banco Macro. Pero lo que Brito embolsa con las tarifas está muy lejos de las inversiones eléctricas: los diarios de ayer informan que el Banco Macro levantará una nueva megatorre en Puerto Madero, el paraíso de la especulación inmobiliaria.

Los aumentos en las tarifas comerciales e industriales en gas y en luz serán trasladadas, inevitablemente, a los consumidores. La mayor carestía golpeará aún más al consumo popular. El gobierno kirchnerista posa de "reactivador", pero no tiene otro horizonte que el pago de la deuda pública, a donde irá el ahorro en subsidios energéticos.

Mientras Julio De Vido resarcía a los privatizadores, los privatizadores daban su respuesta: la oleada de apagones que no cesa, y que está sublevando a la población de la Ciudad de Buenos Aires.