martes, 11 de noviembre de 2008

Quieren destruir lo que queda de la educación secundaria.

LA NUEVA LEY DE EDUCACION SECUNDARIA


Quieren destruir lo que queda de la educación secundaria.
Los gremios docentes, tocando la lira.

La nueva secundaria significará: menos escuelas, menos profesores, peores salarios y más trabajo precarizado.

El gobierno de Cristina Fernández ha lanzado un nuevo embuste a la población, con la excusa de la implementación de la obligatoriedad de la escuela secundaria. Tiene para ello el apoyo de todos los gobernadores del país, incluso de los que se han alineado con el campo en marzo de este año y de los que están ahora alineados con las AFJP.

Tiene también la complicidad de los gremios docentes, que están tocando la lira en un momento tan importante para la educación pública. Siguen así el mismo método que durante el debate de nueva Ley de Educación, de la Ley de Educación Técnica y anteriormente, de la Ley Federal menemista. Dejar hacer, apoyar tibiamente al gobierno, y bloquear un verdadero debate, organizado, de la docencia.

En ese sentido, la jornada del día 13 de noviembre no será más que una mascarada de un debate del que la docencia es ajena.


Embustes

Primer embuste: La escuela secundaria ya ha sido devaluada con la Ley de Educación nacional ( LEN), que simplemente le cambió el nombre al ex tercer ciclo de la EGB, con el que habían disuelto la educación media en la Ley Federal de Educación. Hoy, los séptimos, octavos y novenos de la primaria se denominan primero, segundo y tercero, de un ciclo de “Escuela Secundaria Básica”.

Segundo embuste: Con la Ley de Educación Técnica no se ha vuelto a la formación de los excelentes técnicos del viejo CONET; se ha colocado a la escuela como un apéndice directo de las empresas. Vía las pasantías, los empresarios seleccionan a los alumnos que hacen prácticas en sus fábricas (pueden elegir incluso a otros alumnos de los que sugiere la escuela), definen qué parte de la currícula les interesa utilizar en las “pasantías”, obligan a los docentes a realizar también ellos pasantías en las empresas bajo el control y la orientación de las gerencias, y definen la acreditación de quienes aprueban.

Tercer embuste: Es falso que la dupla Cristina-Tedesco vaya a cumplir con la obligatoriedad de la enseñanza media, porque “universalizar el nivel secundario “supone una economía en crecimiento, competitividad genuina basada en la incorporación de progreso técnico en la producción, empleos decentes, salarios dignos, democracia…” ( Documento…)
De ahí, que lo único verdaderamente cierto de esta nueva etapa sea la definitiva flexibilidad del trabajo docente, porque para “universalizar el nivel secundario implica (por supuesto) implementar acciones para jerarquizar la formación docente y condiciones de trabajo de los docentes” ( ídem).


Menos escuelas, menos docentes

El balance que Tedesco, Filmus y cía hacen de su propia gestión es terrible: 600.000 jóvenes fuera de la educación formal; más de la mitad de los que concurren, no terminan; desde el 2003, caída en picada de la matrícula; y el déficit estimado para implementar la enseñanza media es de no menos de 1000 escuelas ¡!
En contraste, los funcionarios reconocen que la formación de los docentes es alta. “Ocho de cada diez profesores de nivel medio tienen formación específica para enseñar (…) Siete de cada diez asistieron a cursos de capacitación de 40 horas o más presenciales (…) el 43.3 % tiene un título universitario” ( ídem).

Sin embargo, el principal responsable de la crisis de la educación media según los funcionarios es el docente.

Para corregir la situación, primero los mandan a capacitarse, y anuncian la implementación de “una nueva profesionalidad docente: la misma deberá contemplar intervenciones articuladas en tres dimensiones básicas: la formación, las condiciones de trabajo y de ascensos que podría implicar la redefinición de criterios concernientes a la carrera docente, de acuerdo a lo previsto por la Ley de Educación Nacional ( art. 69) “. Es decir, la eliminación del ingreso por listado, de la estabilidad laboral, y de los ascensos en función de puntaje y concursos comunes a toda la docencia. Segundo, se proponen cambiar el régimen laboral de los profesores, eliminando las horas cátedra y “recuperar algunas experiencias como la del profesor designado por cargo equivalente a 12, 18, 24, 30 ó 36 horas”. Esta “concentración”, que se la presenta positiva porque eliminaría al profesor taxi, en realidad deja fuera del trabajo a miles de docentes, y hace imposible lo que sería el equivalente al doble cargo. Esto se conoció en el pasado como proyecto 13, y fue implementado por la dictadura lanussista. Para los profesores, sería el equivalente de la jornada extendida para los maestros, que trabajan casi dos cargos y cobran aproximadamente un 40 menos que si trabajaran doble cargo.

La puesta en marcha de la “obligatoriedad” ha generado una rebelión estudiantil en Santa Fé, porque gracias a ello decenas de escuelas directamente cerraron sus octavos y novenos, y los chicos deben anotarse en escuelas lejanas a sus barrios, y los docentes ser reubicados o cesanteados.

Menos escuelas, menos profesores, peores salarios, más trabajo precarizado.
Esto es la nueva secundaria de nuestros pedagogos progresistas.

Tribuna Docente plantea: no hay ninguna modificación factible sin el aumento del salario docente: por salario igual a la canasta familiar, hoy en $3800, para que un profesor o un docente, pueda vivir de un solo cargo y pueda destinar el resto de su jornada a prepararse y a perfeccionarse. Sin esta medida, la nueva Ley es puro cuento.






Diego Toscano – Pedro Verasaluse



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