lunes, 26 de mayo de 2008

Declaraciones de Jorge Altamira sobre los actos del 25 de mayo

“UN ACTO MASIVO, ACENTUADAMENTE PATRONAL, QUE HA DADO PASO A UNA CRISIS ABIERTAMENTE POLÍTICA”

Para Jorge Altamira, “la presencia de trescientas mil personas que bloquearon la ciudad de Rosario ilumina con mayor relieve el carácter exclusivamente patronal de los discursos y de las demandas de los dirigentes de las entidades agrarias el domingo pasado, que hicieron un sólido bloque para insistir en la derogación de las retenciones móviles, pero ni siquiera insinuaron el reclamo de un salario compatible con la canasta familiar, ni aun menos poner fin al trabajo en negro en el campo”.

Altamira también subrayó que “aunque en especial desde la Federación Agraria se habló -fuera de la tribuna- contra las manipulaciones de precios de las cerealeras, la agricultura sin trabajadores de los pools de siembra y la evasión impositiva en los puertos privados, desde la tribuna nadie reclamó la estatización de los puertos, ni tampoco un impuesto progresivo a los fondos de inversión agrícolas y a los exportadores de cereales”.

Altamira impugnó que los dirigentes agrarios pretendan realmente la vigencia del federalismo fiscal, “por cuanto saben –dijo- que sin una fuerte caja fiscal central no se podría pagar la deuda externa”. El federalismo, según Altamira, “es incompatible con una deuda pública confiscatoria”.

El deslucido acto oficial en Salta es -para Altamira- la expresión de una crisis final para el actual elenco oficial y para su ‘modelo productivo’”. Altamira asegura que “fue saboteado desde adentro del flamante pejotismo e incluso desde su jefe máximo, que hizo mutis por el foro”.

Entrando al análisis político, Altamira señaló que se ha creado “una crisis de poder dentro de la clase dominante, pues la eliminación de las retenciones móviles es incompatible con el esquema político-económico vigente. En el plano social significaría una brusca transferencia de ingreso de los trabajadores al capital agrofinanciero. Cualquier acuerdo tendría el carácter de un compromiso inestable, condicionado a la evolución del mercado internacional de granos y a la crisis mundial”.

En estas circunstancias, concluyó Altamira, “la tarea de la izquierda es trabajar para que la crisis de poder entre dos polos capitalistas se desarrolle hasta transformarse en una crisis de poder entre los trabajadores y el capitalismo. Para eso es necesaria una acción política independiente, que apoye la movilización de la clase obrera y de los campesinos sin medios y la clase media empobrecida”.