El nuevo aumento de los combustibles, el octavo desde agosto, sacó a relucir una disputa que muestra las contradicciones de la política económica del gobierno nacional, porque responde a la actualización de los precios de los biocombustibles. Esto cuando el Congreso se ha convertido en un campo de batalla entre el lobby que busca prorrogar los incentivos al sector y otro que pretende abolirlos.
La negativa del bloque oficialista de incluir en las sesiones especiales la prórroga a la ley de biocombustibles ha creado una crisis con el Interbloque Federal, que reclama su inmediato tratamiento, al cual se suman diputados que responden a las patronales de sus provincias antes que a sus propios partidos. A pesar de que la ley ya tiene media sanción del Senado, se ha dilatado su tratamiento en Diputados y si no se sanciona hasta el mes de mayo podría tener consecuencias directas en un negocio que se estima en torno a los 1.000 millones de dólares.
La cuestión enfrenta a dos sectores empresariales de los pesos pesados, los pulpos petroleros con el gran capital agrario, en torno al porcentaje de corte (que debe incluirse en las mezclas de naftas y gasoil) y los precios de los biocombustibles. Se enmarca a su vez en la crisis que atraviesa YPF, y más profundamente en la crisis capitalista mundial que golpea de lleno la industria de los hidrocarburos aún en los países imperialistas.
La negativa del bloque oficialista de incluir en las sesiones especiales la prórroga a la ley de biocombustibles ha creado una crisis con el Interbloque Federal, que reclama su inmediato tratamiento, al cual se suman diputados que responden a las patronales de sus provincias antes que a sus propios partidos. A pesar de que la ley ya tiene media sanción del Senado, se ha dilatado su tratamiento en Diputados y si no se sanciona hasta el mes de mayo podría tener consecuencias directas en un negocio que se estima en torno a los 1.000 millones de dólares.
La cuestión enfrenta a dos sectores empresariales de los pesos pesados, los pulpos petroleros con el gran capital agrario, en torno al porcentaje de corte (que debe incluirse en las mezclas de naftas y gasoil) y los precios de los biocombustibles. Se enmarca a su vez en la crisis que atraviesa YPF, y más profundamente en la crisis capitalista mundial que golpea de lleno la industria de los hidrocarburos aún en los países imperialistas.
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