martes, 10 de septiembre de 2013

La crisis del agua pone en el banquillo de acusados al gobierno

Los dos ejes de campaña del oficialismo tucumano han sido ensalzar los avances en materia de obra pública y de salud. La crisis del agua tira abajo todo ese relato. La ausencia de obras públicas estructurales son las que explican el faltante de agua potable en los hogares.

La promesa incumplida de numerosas obras, desde diques de embalse, acueductos, perforaciones, etc, sumado al desmonte irresponsable, han llevado a esta situación de colapso. Se le echa la culpa al clima, pero esto estaba pronosticado. Nada se hizo para prevenir, precisamente, lo que en otros años más lluviosos permitía disimular.

La ausencia de agua potable está produciendo una suerte de sálvese quien pueda, pero que no es una salida. Todos los vecinos de los pueblos y barrios afectados tienen que ponerse de pie, organizarse y reclamar inmediatas obras bajo control popular, y medidas de emergencia de abastecimiento cuyo costo surja de un impuesto extraordinarios a las grandes empresas, como Coca Cola, ingenios, citrícolas, etc. que hacen uso en abundancia del vital liquido.

De la misma manera se debe abrir una investigación de la gestión en la Sociedad Aguas del Tucumán SAT, que luego de dos tarifazos, justificados en promesas de obras que nunca se realizaron, ahora aparece declarando un balance deficitario del 20%.


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