domingo, 7 de octubre de 2012

Con Alperovich, la juventud está en peligro

Cotidianamente se suceden en Tucumán diversos atropellos criminales o represivos. Varios de ellos han cobrado resonancia pública y donde la juventud es el blanco preferido.

Uno de ellos se produjo en el barrio Tiro Federal en San Miguel de Tucumán, donde Enzo, hijo de una compañera del Polo, fue herido en el estómago por un matón a la salida de una fiesta. El criminal es conocido y actúa bajo el amparo de la Policía de la zona, que dejaron al pibe herido y que luego se negaron a tomar la denuncia de los padres. Ello terminó provocando que en los días subsiguientes los familiares y vecinos realizaran diversas manifestaciones frente a la comisaría, en las que se denunció la relación de esta con los narcos y con los delincuentes de la zona, y en las que se reclamó el castigo a los responsables, la apertura de los libros de la comisaría y que se vayan todos.

Otro hecho, que se cobró la vida de Juan, se produjo en el Instituto Roca, un reformatorio para menores, casi todos ellos adictos y acusados de estar vinculados a diversos hechos delictivos. Juan murió como resultado de las quemaduras producidas por la combustión de los colchones de la celda en la que se encontraba. Esta muerte no es un caso aislado. En el último año se han producido otras tres por incendios en las celdas. Las autoridades de la Dirección de Familia, los jueces de menores y las autoridades carcelarias responsables de la protección de los adolescentes en conflicto con la ley esconden estos crímenes; procuran comprar el silencio con alguna indemnización y responsabilizan a los jóvenes con el argumento de que se inmolan prendiéndose fuego, cuando precisamente son recluidos allí para -supuestamente- ser protegidos y recuperados de sus adicciones. Para denunciar estos hechos, los familiares y vecinos de Juan están movilizados para exigir justicia y castigo a todos los responsables y para denunciar la falsa política de protección a los adolescentes.

Foto de Franco Vera para La Gaceta
El tercer hecho se produjo en la Universidad Nacional de Tucumán. El 21 de setiembre, en lo que significó una violación de la autonomía universitaria, una patota policial y de integrantes del Instituto Provincial de Lucha contra el Alcoholismo (Ipla) irrumpieron en una fiesta por el Día del Estudiante, que se estaba realizando en el Centro Prebisch en la Facultad de Psicología. A los golpes y con armas desenfundadas procedieron a secuestrar los equipos de música. Varios policías de civil se habían infiltrado previamente. Estos hechos provocaron el repudio estudiantil, lo que impulsó que, días después, desde la Federación Universitaria de Tucumán se realizara un acto frente a la sede del Ipla.

Los medios han dado cuenta de que la estructura policial está recorrida por una feroz interna entre el jefe y el subjefe, que se traslada hacia arriba a todo el Ministerio de Seguridad. Esta pelea ha deschavado todo el sistema de espionaje e infiltración para influenciar en la interna. Están en juego fabulosos negocios vinculados a la droga, al juego, a la prostitución y a la trata, y a la vigilancia privada. Es una expresión de descomposición del Estado. La defensa de la vida y de las libertades requiere una lucha de conjunto; sólo así se podrá avanzar en una investigación a fondo de todos estos hechos, en el castigo a los responsables y en frenar esta escalada represiva.

Alejandra y Anahí

Publicado en Prensa Obrera Nº 1242 en su versión on line: http://po.org.ar/po1242/2012/10/04/con-alperovich-la-juventud-esta-en-peligro/



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