Las palabras de Kirchner pretendiendo "ponerse al frente de los argentinos" confirman la crisis de gabinete como consecuencia del agotamiento económico y político del régimen kirchnerista, lo que derivará en una "isabelización" de la presidencia CFK.
Su bravuconada contra los exportadores, por parte del gobierno que hizo las delicias de Techint, Repsol y Aceitera General Deheza, es una cortina de humo para encubrir la devaluación monetaria, una concesión mayúscula a los grupos que dice enfrentar.