La cuestión de las reticencias que opone un sector de la población a ser inmunizada, con sus matices, expresa una problemática a nivel internacional, a la cual los gobiernos y los capitalistas responden de forma coercitiva.
Desde el Partido Obrero en la lista "Unidad de la Izquierda" en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad la precandidata a senadora Gabriela Gramajo opinó lo siguiente: “El gobierno busca sacar un decreto para sancionar trabajadores en beneficio de las patronales. Esta preocupación oficial (por blindar a los empresarios) no se condice con el ajuste a la salud en vísperas de una tercera ola apalancada por la variante Delta. NO necesitamos más sanciones, la cuestión solo puede ser afrontada mediante el recurso de la persuasión, explicando a las familias trabajadoras la necesidad imperiosa de una inmunidad colectiva.”
A su turno Martin Correa, precandidato a senador manifestó: “sería mucho más sencillo convencer a aquellos trabajadores reticentes si se hubiesen liberado las patentes y no se suscribieran contratos secretos, y aún más si primara la inversión en el desarrollo de los proyectos de una vacuna nacional y su producción pública bajo supervisión de comités de obreros y científicos. Que se les puede decir a aquellos que recibieron la primera dosis de Sputnik y todavía siguen esperando la segunda si tienen temor a ir a trabajar. Hay que convencer y educar, antes que coaccionar”.
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