viernes, 1 de marzo de 2013

Alperovich, en la provincia de las maravillas

Si la verdad es la única realidad, el gobernador brindó un discurso mentiroso sobre la realidad de la provincia.

Al inaugurar las Sesiones Ordinarias de la Legislatura Provincial, usando su propio Indek, dió cifras delirantes sobre la situación social. Hizo alusión a que se ha producido una revolución en la calidad de vida, pero los únicos que han revolucionado sus condiciones de vida son los funcionarios, que han visto multiplicados sus patrimonios. El pueblo tucumano sigue sumergido mayoritariamente en la pobreza, como lo demuestran los promedios salariales que no alcanzan a cubrir la mitad del costo de la canasta familiar, sin hablar de los miles de jubilados transferidos a quienes mes a mes se les confisca parte de sus haberes. Tucumán sigue siendo campeona del trabajo en negro, precario y temporario sobre las cuales se asientan las prinicipales actividades (azúcar, citrus, construcción). Habló de los logros educativos, pero el 25 de febrero la docencia dió su propio discurso parando masivamente en repudio a los míseros salarios y condiciones bajo las cuales están obligados a enseñar.

En su discurso delirante llegó a afirmar que hemos superado las alternativas de la crisis internacional, cuando Argentina está nuevamente sumergida en una situacion de default y Tucumán esta recorrida por una crisis fiscal que lo ha obligado a manotear los fondos de la Caja Popular, a atacar al sindicato bancario y represaliar a sus trabajadores, que defienden los fondos públicos y a tener que pesificar los bonos dolarizados. Desde ya, nada dijo sobre la estafa de la reactivación ferroviaria. Sí le dedicó su tiempo a la situación de inseguridad, pero esquivó las denuncias que desde la tribuna realizo Alberto Lebbos, sobre los centenares de crímenes impunes, sobre la crisis que atrevesó y sigue abierta en el Ministerio de Seguridad.

Del discurso sólo se puede esperar una continuidad en los atropellos salariales a los trabajadores y a los jubilados, persecución a los luchadores y la continuidad de los negociados con la obra pública y la defensa de los intereses de los poderosos, lo que plantea la necesidad de desarrollar una alternativa independiente para que efectivamente en la provincia se gobierne en función de los intereses de los que viven de su propio trabajo y no de la explotación del trabajo ajeno.

Daniel Blanco


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