jueves, 3 de mayo de 2012

El insulto y la disculpa apunta a lo mismo: sostener la impunidad de un régimen de criminalización ciudadana

La afirmación por parte de la senadora Beatriz Rojkés de Alperovich, acusando a los padres de Mercedes Figueroa, la niña asesinada, a quienes acusó de borrachos y de haberla dejado abandonada y la posterior disculpa ante la repercusión que tomó semejante declaración, tienen un mismo hilo conductor: acusar a las víctimas, a los ciudadanos que sufren diferentes actos criminales, como responsables de los mismos tapando la inexcusable responsabilidad del gobierno de su esposo José Alperovich por toda la situación de inseguridad existente en la provincia, desde el mismo momento que su política esta orientada a promover el negocio mafioso del juego privado, las redes de trata y prostitución, la corrupción generalizada, las patotas y a un aparato represivo entrelazado con esos negocios y volcado no a la protección ciudadana, sino al espionaje y la represión de los reclamos sociales.

Daniel Blanco, dirigente del Partido Obrero

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