viernes, 5 de diciembre de 2008

Yasky y Moyano se juntan

Yasky y Moyano se juntan

PARA ENCUBRIR A LA PATOTA DE ATILRA NACIONAL Y A LA BUROCRACIA SINDICAL EN SU CONJUNTO

Hugo Moyano y Hugo Yasky han salido descaradamente "a repudiar la violencia" por los hechos en Rosario, cuando todo el país sabe que las patotas de la CGT se mataron entre ellas en San Vicente y que la burocracia de los sindicatos actúa en la forma de patotas, como se vio hace dos meses contra el cuerpo de delegados del Subte y recientemente en petroleros de La Pampa.


¿Por qué Yasky ha salido a cubrirle las espaldas a Moyano y a la burocracia de la CGT, cuando los sindicatos agredidos en Rosario se encuentran afiliados, en su mayoría, a la CTA?
¿Por qué los Yasky y De Gennaros no han salido a defenderlos?

Porque el ataque de la patota de ATILRA nacional, conducida por el super-burócrata Héctor Ponce, compromete al gobierno de Kirchner, que gobierna de la mano de la burocracia sindical de ambas centrales. Los Yasky le dan la espalda a su propia seccional ATILRA de Rosario y cierra filas con la patota Ponce-Moyano que quería ocupar el sindicato.

Pero no se trata sólo de eso.
Hugo Yasky y Hugo Moyano están comprometidos con la patronal de Sancor, que ha sido transformada en una agencia del gobierno desde que los Kirchner negociaron su rescate de la bancarrota. Sancor tiene también el padrinazgo de Hermes Binner, por eso su policía llego "tarde" al lugar de los sucesos a pesar de las reiteradas denuncias de que intentaría copar el local del gremio.

El gobierno nacional y la patronal de Sancor quieren que Moyano y Ponce reemplacen a los luchadores de ATILRA Rosario, para mejor servir a sus intereses.

La agresión de ATILRA nacional a Rosario fue precedida por un ataque, días antes, de 300 matones de Ponce contra los obreros de Sancor, y hace poco contra los luchadores de Parmalat. La reunión agredida en ATILRA Rosario, tenía por objetivo repudiar las agresiones de Ponce contra los obreros de Sancor.

El comunicado conjunto de Yasky y Moyano es un acto de complicidad recíproca de la burocracia sindical, que intenta protegerse, por un lado, de sus propias acciones, y es un servicio que se les reclama el gobierno de los K, que busca distanciarse ante la opinión pública de las provocaciones de sus capataces en el movimiento obrero, porque estos capataces les ayudan a tolerar los despidos y suspensiones y a firmar convenios perjudiciales para los trabajadores.

Cuando en el movimiento obrero se discute el tema de la libertad sindical, el frente Yasky-Moyano nos recuerda que son astilla de un mismo palo. La autonomía y la democracia de los sindicatos solamente la lograremos reemplazando a la burocracia por direcciones combativas e independientes.